lunes, octubre 18, 2010

Tenía cáncer y me veían estupenda


14.10.10 - 01:34 - R. MUÑIZ OVIEDO.


Rosa Fernández (segunda por la izquierda), antes del acto. :: MARIO ROJAS



La empresa social Ars Vitality inaugura un aula de apoyo al paciente con charlas de información y banco de donación de prótesis .Rosa Fernández relató ayer su subida el Himalaya tras superar la enfermedad .Rosa Fernández se enfrentó esta primavera al Manaslu (8.156 metros) con un pañuelo especial. «Salen en él unas vaquitas y está firmando por todo el equipo de oncología del Hospital Universitario Central de Asturias». Lo de menos es que ni ella ni ningún otro alpinista coronara esta temporada la octava cumbre más elevada del mundo. La alpinista canguesa sostuvo durante mes y medio una batalla en la que el éxito «era intentarlo y seguir adelante, demostrar que el cáncer no me hacía renunciar a ninguno de mis objetivos».
Han leído bien. Rosa Fernández padeció un tumor, fue operada, y durante el pasado invierno compatibilizó la terapia con el entrenamiento, porque antes de la enfermedad fijó una cita con el Himalaya a la que «no renuncié en ningún momento». Al día siguiente de la intervención «fui a un programa de radio y nadie se dio cuenta de lo que me había pasado; me dijeron que estaba estupenda y hablamos de mis proyectos para el año».
Esa es la receta que ayer dejó para otros pacientes: «Yo confié en el equipo que me trataba como confío cuando subo una montaña y me juego la vida, en esa gente que ha ido delante mío y ha puesto una cuerda o un enganche».
Las horas de frío, dolores de espalda y noches de incertidumbre han dejado así un legado único, vivencias que ayudan a otros seguir adelante, a encontrar la cuerda para «subir una escalera muy alta y de duros peldaños».
Así es el cáncer, según Carmen Rodríguez. Esta emprendedora también superó uno hace cuatro años y se encontró con una sorpresa: la entereza con la que había llevado la enfermedad se vino abajo «el día en que fui a una tienda y vi que no me servía la ropa íntima que allí se vendía».
Consciente de que allí había un problema, decidió fundar Ars Vitality, una empresa que al principio se limitaba a ayudar a los enfermos de cáncer a relacionarse con su cuerpo. La tienda está provista de pelucas, maquillajes y prótesis varias para ello. Sin embargo, la idea ha crecido. Después de tres años en funcionamiento «hemos ayudado a 650 clientes y no puedo quedarme con un caso, pero sí recuerdo a una mujer que me dijo que si esta tienda no existiera, habría que inventarla».
Ayer, la directora de Ars Vitality presentó el paso adelante que ha dado su proyecto: un aula de apoyo al paciente de cáncer. Del tronco original que fue la tienda ha salido ahora un foro con tres ramas: encuentros mensuales con médicos e investigadores, talleres con la misma frecuencia sobre situaciones prácticas que enfrentan los enfermos y un banco de donación de prótesis.
La presentación, ayer, en el Hotel de la Reconquista, ofreció una muestra del soporte que se está formando. El especialista en oncología radioterápica Luis Olay animó a romper el tabú «de hablar de una enfermedad que tenemos los dos, el paciente y el médico, no duden en preguntar». Carmen Rodríguez abrió este «capazo a todos, sean pacientes, investigadores o benefactores». Y Rosa Fernández puso el broche al recordar cómo tras regresar del Nepal organizó una marcha ciclista contra el cáncer y por el Camino de Santiago. Cierto es que no holló este año la cumbre del Manaslu, pero también que «pisar aquel día el suelo de la plaza del Obradoiro fue llegar a una cumbre, la victoria de una lucha por la vida».

El Comercio 14 de Octubre

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