miércoles, enero 13, 2010

Colectivos de enfermos crónicos se unen a la búsqueda de tres millones de euros para que un grupo de científicos de Asturias continúe sus trabajos con

Colectivos de enfermos crónicos se unen a la búsqueda de tres millones de euros para que un grupo de científicos de Asturias continúe sus trabajos con células madre uterinas.

Dos médicos asturianos investigan el poder de las células madre uterinas para curar algunas enfermedades crónicas, las mismas que cada año se cobran millones de vidas. La primera prueba se desarrolló con un ratón cojo, que gracias a las células inyectadas volvió a caminar.

04/01/10
Amada Pérez sufre tantas crisis de temblores como pastillas toma: cada uno de los cinco medicamentos diarios viene acompañado de unos “movimientos involuntarios” que le hacen perder el control del cuerpo. Juan Carlos Fernández, compañero de batallas, camina gracias a los electrodos que lleva en la cabeza, alimentados por una pila situada a la altura de la vejiga. Los dos luchan contra el párkinson, la enfermedad que les cambió la vida y que sueñan con frenar. La ansiada salvación se gestó entre las paredes del Hospital de Jove, en Gijón.

Allí dentro, el jefe de la Unidad de Investigación del hospital, Francisco Vizoso, y el médico Carlos Rodríguez, director de la empresa biotecnológica Projech, comparten otro sueño: lograr que las enfermedades crónicas y degenerativas dejen de ser tales. El descubrimiento surgió en octubre del año pasado, cuando los investigadores de Projech comprobaron que, mediante estímulos bioquímicos, las células extraídas del útero de una rata podían transformarse en células musculares.

Con este experimento como antecedente, probaron si era factible conseguir los mismos elementos con citologías directas al útero del animal, evitando las cirugías. También lo lograron. Tras las pruebas con los roedores, los expertos lograron autorizaciones de pacientes de Ginecología del Hospital de Jove para recolectar células madre uterinas entre las mujeres que acudían a las citologías rutinarias. Entonces llegó otra sorpresa: “Las células extraídas a las pacientes reproducían las mismas características asombrosas vistas en las ratas”, explica Francisco Vizoso.

Un ratón con distrofia muscular fue el siguiente invitado de los científicos, que mediante inyecciones le provocaron problemas para mover sus patas y con inyecciones se lo quitaron. “Le inyectamos células madre uterinas provenientes del útero de una mujer, y el ratón, que cojeaba, mejoró rápidamente”, afirma Carlos Rodríguez en las oficinas de Projech. Al otro lado de la habitación permanecen las probetas que obraron este milagro. Llevan casi cuatro meses sin utilizarse, debido a los problemas de financiación que impidieron seguir con las investigaciones.
“Para llegar hasta aquí hemos escarbado en las huchas de amigos y familiares. Logramos reunir un presupuesto de 1.300.000 euros, con los que hemos atravesado un periodo de auténtica supervivencia”, dice Rodríguez. Sus empleados, asegura, “han pasado muchos meses sin cobrar, y encima con la incertidumbre de qué pasaría con sus puestos de trabajo”. Se queja también de que el Gobierno central, a raíz de los recortes dispuestos en investigación, ha dejado a su laboratorio “en cero”.
Para seguir adelante, el proyecto necesita tres millones de euros. El responsable de Projech asegura que si esta cantidad de dinero no llega en menos de dos meses, “se producirán retrasos notables en lo que hemos logrado avanzar hasta ahora”. Una entidad financiera se ha mostrado dispuesta a prestarles el dinero, pero con la condición de que un organismo público les avale.
Las miradas se dirigieron al Ayuntamiento de Gijón, donde viven los autores de este hallazgo. Sin embargo, el consistorio ya ha advertido que la ley le impide aportar esa cantidad de dinero a una institución privada. El pasado 10 de diciembre, la alcaldesa, Paz Fernández, recibió a los científicos y les aseguró que, a pesar de las dificultades legales, intentaría echarles una mano.

Más allá de las instituciones, las peticiones de los científicos han encontrado eco entre los colectivos de enfermos crónicos de Asturias. “No nos extraña. Hay gente que lleva 40 años sin contar con nuevos medicamentos para sus enfermedades”, afirma el cirujano Francisco Vizoso. En esa línea, los pacientes exigen que este proyecto no muera por falta de financiación. “Si hubo entidades financieras que soltaron 200 millones para un futbolista, no entiendo cómo no habrá dinero para blindar este proyecto científico”, razona Ángel Rico. Padece espondilitis, una enfermedad que afecta a tres de cada mil españoles y que podría ser tratada mediante la utilización de estas células. Rico tiene la columna rígida y ni siquiera puede atarse los zapatos. Para ponerse los calcetines cuenta con un calzador que, gracias a dos cuerdas, le permite hacerlo sin agacharse.
Por su parte, los lúpicos asturianos –víctimas de un mal autoinmune e inflamatorio que afecta a la piel, articulaciones, sangre y riñones– donaron 6.000 euros de los fondos de la asociación. Su presidenta, Nélida Gómez, sostiene que las instituciones deberían facilitar ayudas para las investigaciones desarrolladas en Gijón. Gómez convive con el lupus desde 1963. Sufre inflamaciones en los brazos, tiene problemas cardiacos y su sistema inmune flaquea, por lo que tiene que tomar varios medicamentos diarios.
“No a todos los enfermos crónicos se nos nota en el cuerpo. Muchos llevamos el sufrimiento por dentro”, señala Pedro Barbillo, responsable de la Asociación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa en Asturias. Se enteró de los trabajos con células madre uterinas en noviembre pasado, cuando los investigadores –a quienes ya conocía– lo llamaron desde el laboratorio para contárselo. Barbillo, que lleva 21 años con esta enfermedad que afecta a los intestinos, no lo podía creer. Los corticoides y una dieta en la que las clásicas fabadas asturianas han quedado fuera han frenado los temibles brotes del Crohn, consistentes en dolores y diarreas.
Dos compañeras suyas de la asociación, María Huergo y Covi Sánchez, no han tenido tanta suerte. María vive en una suerte de “brote continuo” desde que se lo detectaron con 17 años. Hoy tiene 31 y ya cuenta con una operación de intestino en su historial. Covi, de 47 años, ha pasado seis veces por el quirófano. “Cada vez que voy a algún sitio tengo que mirar primero si hay un baño cerca. He llegado a ir al servicio 15 veces en un solo día”, relata. Estos enfermos han sido los principales impulsores de la plataforma de apoyo al proyecto de investigación con células madre uterinas. “Ver las ilusiones de estas personas, hasta ahora olvidadas, nos mueve a seguir investigando”, apunta desde su laboratorio el doctor Vizoso.
La responsable de la Asociación de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) en Asturias, María José Álvarez, también se ha sumado al grupo. Su madre murió a causa de la ELA hace diez años, y desde entonces dedica varias horas del día a ayudar a personas que sufren este tipo de esclerosis, marcado por la parálisis progresiva de los músculos. Una de las integrantes de esta asociación, que tenía 40 años, falleció hace escasos días. Con esta última muerte de fondo, la coordinadora de este colectivo se muestra partidaria de “reivindicar cualquier proyecto que pueda dar una luz a los pacientes”.
Hilda Álvarez, una asturiana de 56 años que sufre párkinson, cree que se trata de una “rendija abierta” para minimizar sus padecimientos. “Queremos que nos cojan de la mano para que no nos caigamos, pero no que nos lleven a cuestas”, apostilla Amada Pérez. Los temblores ya le han remitido, aunque no falta mucho para una nueva dosis del medicamento que se los provoca. Sentado a su lado, Juan Carlos Fernández, el hombre que camina gracias a los electrodos, dice que alguna vez fue comercial, hasta que el párkinson lo arruinó todo. Tiene 45 años y sabe que esta enfermedad, al menos de momento, nunca se detiene.


Salió el pasado día 4 de Enero en INTERVIÚ, siento no haberla subido antes. Entre la falta de energías y los imprevistos, ...ya se sabe.
Podéis leerla tb. aquí:

http://www.interviu.es/default.asp?idpublicacio_PK=39&idioma=CAS&idnoticia_PK=59638&idseccio_PK=547&h=091123

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