En huelga de hambre una mujer para exigir que le reconozcan una dolencia

Estará ante los juzgados de Lugo hasta que los jueces le den la razón y acepten su enfermedad muscular



La mujer está en huelga de hambre para pedir que el el Sergas rectifique y le conceda la invalidez permanente
Autor:
Sergio López
Localidad:
Lugo/La Voz.
Fecha de publicación:
24/8/2010
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Una sombrilla con un estampado playero será su único techo en los próximos días. El sol que luce en su tela contrastaba ayer con la lluvia que cubrió los cielos de la capital lucense. En el suelo, con una botella de agua, una radio y un saco de dormir, Marisol Cobas iniciaba una huelga de hambre frente a los juzgados a la espera de que los jueces reconozcan la discopatía y la tendinitis que sufre. En su casa le espera una niña de seis años. Ella, como su madre, ha vivido dos años en los que la tristeza ha ido en aumento.

Desde que comenzó su pesadilla en 2008, esta lucense de 47 años no ha podido hacer vida normal. Después de trabajar en un asilo de ancianos de la calle San Roque durante seis meses, Cobas empezó a notar que los brazos no le respondían como antes y que ya no podía hacer los movimientos de articulaciones propios de la vida diaria. Notaba un hormigueo en los brazos, pinchazos y un dolor que le subía desde la espalda hasta el cuello. Todo motivado, según Cobas, por el esfuerzo que tuvo que realizar en el geriátrico. «Ayudaba a los ancianos a levantarse y a acostarse yo sola. Como estaba fuerte, nadie me ayudaba», indica. Pero este ejercicio hizo que, poco a poco, sus músculos se resintiesen. Así que solicitó que le asignasen otra labor.

A la vuelta de unas vacaciones que pidió motivadas por sus dolores, Cobas esperaba que le encargasen otro tipo de labores, pero todo siguió igual. Decidió entonces dejar el trabajo y hacerse pruebas médicas para saber qué le estaba sucediendo. Pero esas pruebas nunca llegaron a realizarse. Los médicos que revisaron su caso entendieron que no tenía ninguna dolencia grave por lo que, pese a su solicitud, no le concedieron la incapacidad permanente.

Sin estar conforme con el diagnóstico médico, la mujer decidió acudir a médicos privados para que le hiciesen un nuevo chequeo. Fue en ese momento cuando le detectaron una discopatía (degeneración del disco que está entre las vértebras), una osteoartrosis (dolencia que afecta a las articulaciones y que se manifiesta después de realizar trabajos de fuerza), y una tendinitis en el brazo izquierdo (inflamación en los tendones). Pero las pruebas que confirmaban sus dolencias no fueron suficientes para los especialistas del Sergas que revisaron su caso.

Del hospital al juzgado

La contestación de los servicios médicos gallegos no dejó satisfecha a Cobas. Con unos dolores que le impedían moverse decidió acudir a los juzgados. «Los jueces, si existe la justicia, eran los únicos que me podían dar la razón», dice. Pero no fue así. Después de pasar por los juzgados de Lugo y ser rechazada su denuncia, acudió a la Audiencia Provincial. Luego al Tribunal Superior de Justicia de Galicia. Más tarde al Tribunal Supremo y, finalmente, al Tribunal de Estrasburgo. Tras dos años y un buen número de sentencias que le daban la razón al Sergas, no consiguió que se aceptase su demanda. Ahora, está a la espera de que el Tribunal de La Haya se pronuncie al respecto.

Mientras tanto, pasará los próximos días durmiendo en un saco frente a las puertas de los juzgados de Lugo. Afirma que no tiene miedo a morir, el agua será su único alimento y sabe que poco a poco le faltarán las fuerzas. La sombrilla de playa que ayer le daba cobijo no solo le sirve para cubrirse, también le recuerda que sus familiares, que desconocen su huelga de hambre, volverán pronto de sus vacaciones en la costa gallega. Antes de que lleguen, dice, ya habrá una resolución. «La justicia no actuará y, seguramente, ellos no volverán a verme viva», asegura.


Los viandantes le ofrecen ayuda y la policía la protegerá de noche